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EL ALUMINIO COMO VECTOR ENERGÉTICO EN VEHÍCULOS ELÉCTRICOS

Uno de los principales problemas de los vehículos eléctricos es el almacenamiento de la energía eléctrica. Mientras que en las baterías actuales se requieren tiempos de recarga elevados y su autonomía depende directamente del peso de éstas, en las pilas de combustible se necesitan pesados tanques de hidrógeno a presiones muy elevadas que pueden poner en duda la seguridad del vehículo y dificultar el abastecimiento a gran escala.

En la Escuela Superior de Ingeniería Industrial y Aeronáutica de Terrassa (UPC) se está estudiando un sistema de generación “in situ” de hidrógeno para pilas de combustible a partir de aluminio procedente de residuos industriales. A mediados de 2011 se demostró que esta tecnología era factible y sencilla construyendo el primer coche de pila de combustible de radio control, que consumía anillas de aluminio de latas de refrescos y agua. La ventaja de generar el hidrógeno en el interior del vehículo es que no se requiere trabajar a presiones elevadas y que puede aprovecharse el calor procedente de la reacción para la calefacción del vehículo. La cantidad de aluminio necesaria por cada 100 km de autonomía para un monovolumen eléctrico, sería de unos 10 kg, al que deberíamos añadir el agua, 20 kg y de los aditivos 15 kg.

El sistema ha evolucionado y en la actualidad se ha resuelto el problema del control del caudal y de emisión de partículas de álcali por arrastre del hidrógeno durante el funcionamiento, sin necesidad de costosos filtros, con la introducción de alcoholes. También se trabaja en la reducción de los líquidos necesarios en la reacción y en la creación de un sistema híbrido que genere hidrógeno y electricidad de forma simultánea y que reduzca las dimensiones de la pila de combustible, uno de los elementos más caros del sistema por el uso de platino en las membranas. Ambos sistemas se han patentado internacionalmente.