Al aumentar la complejidad de los sistemas tecnológicos desarrollados por el hombre al automatizar cada vez más su operación y control mediante el uso de computadores, es cada vez más imprescindible el uso de sistemas de detección y diagnóstico de fallos que garanticen un correcto funcionamiento de los mismos. Pensemos que muchas de las catástrofes en centrales nucleares, misiones espaciales, vuelos comerciales… que se han producido estos últimos años se podrían haber evitado si se hubieran podido detectar y diagnosticar a tiempo los fallos que las han provocado. Así pues, en los sistemas de control de sistemas tecnológicos (procesos industriales, aviones, vehículos…) las funciones de supervisión sirven para indicar estados de funcionamiento indeseados o no permitidos, así como para tomar las acciones correctoras apropiadas, de cara a mantener el sistema dentro de los estados de funcionamiento adecuados y deseados, evitando accidentes o peligros. Dentro de las funciones de supervisión, la detección y diagnóstico de fallos es un elemento clave puesto que se encarga de detectar y localizar los posibles estados de funcionamiento indeseado para el sistema. El control tolerante a fallos es, a su vez, el encargado de tomar las acciones correctoras apropiadas con el fin de mantener el sistema en su estado de funcionamiento normal en presencia de un fallo en la medida que sea posible, o bien de detener el sistema de forma segura en caso de que después del fallo no sea posible continuar con el funcionamiento del mismo.
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